martes, 29 de enero de 2019

Dios, Creador y Señor de todo lo que existe (2)


Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Génesis 1:31

Todo cuanto Dios hizo era bueno, y era bueno en gran manera. 

Esto sugiere que todo en la creación fue hecho sin defecto, perfecto y armonioso. ¿Qué pasó entonces? ¿Qué hacemos diariamente de este paraíso donde Él nos puso? ¿Cuándo y cómo fue que nos convertimos en los más efectivos destructores de nosotros mismos y del entorno en que estamos? 

Desde el día más temprano en que la primera pareja quebrantó, en abierta rebelión contra su Creador, lo que Él había ordenado, la tierra misma sintió su efecto. Hemos estado arruinando todo cuanto tocamos desde miles de años atrás, hacemos caso omiso de las sabias instrucciones dadas por el Creador y diseñador del mundo, devoramos cual langostas hambrientas lo que hay a nuestro paso sin hallar satisfacción, damos por cierto que los recursos de este mundo son inagotables, a pesar de estar informados, que no es así. 

Avanzamos en tecnología, ciencia, inventiva y sin embargo, seguimos con esa enorme sensación de frustración y soledad que nos agobia y para esto no tenemos paliativos. 

Ah, pero cuando todo sin excepción colapsa bajo nuestros pies, entonces sí miramos al cielo apenas musitando el nombre de Dios, buscando su auxilio.

Cierto es que, aunque el mundo siga aquí por algunos milenios más, nosotros no; lo sabemos porque siempre existe en nuestro interior el temor por un "después de" que es incierto; y esto es apenas obvio, pues en lo profundo del corazón humano, Dios puso la eternidad. Pero preferimos no pensar en ello y obcecados continuamos el camino a nuestra propia destrucción. 

De no ser porque este es el mundo de Dios, y El lo sustenta, nada tendría sentido ni esperanza; el poco orden que puede conservarse aun en medio del caos circundante, es gracias a Dios, pero a pesar de nosotros. 

¿Sabías que comportarnos como lo que hacemos es pecado? Y ante el pecado, lo único que nos queda es confesarlo en arrepentimiento volviéndonos con fe a Dios, dispuestos a rectificar cuanto nos sea posible. "Y vio Dios todo lo que había hecho, y era bueno en gran manera..." y tú, ¿puedes decir lo mismo de todo lo que haces?


Bendiciones, Gracia y Paz



lunes, 28 de enero de 2019

Dios, Creador y Señor de todo lo que existe


_Dios dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies._ Isaías 66:1


La arrogancia del hombre parece no conocer límites. Se siente dueño de lo que ve, de lo que toca y de lo que desea.

En su desenfreno por poseer cada vez más y más cosas, el hombre apunta hacia otros mundos con la determinación de extender sus dominios más allá de donde Dios le puso y olvida así, para desgracia propia, que sobre él está, vigilante y sustentador, el Amo absoluto, Dueño, Creador y Señor de todo lo que existe.

¿Qué es entonces la tierra para Dios? y ¿cómo la ve Él?

Respondamos a la primera pregunta.

La tierra es el estrado de los pies del Dios Altísimo, que tiene su trono en el inamovible cielo. El esquizofrénico rey Nabucodonosor dijo que los habitantes de la tierra son considerados como nada, delante de él y sin embargo, este Dios poderosísimo mira hacia este pequeño planeta que es nuestro hogar, con misericordia.

Respondamos ahora la segunda pregunta: ¿cómo ve Dios este globo terráqueo donde le plació llevar a cabo su plan eterno? Ciertamente Él ve lo que nosotros nos negamos a ver, y lo ve en la más alta definición, si, porque Dios ve aquello en lo que nos hemos convertido al desconocerle, ve también nuestra innegable tragedia, y a diferencia de nosotros, él no ve esas fronteras de todo tipo con las que nosotros hemos impuesto límites y controles con los que se ha perpetuado el dominio que ejercen algunos sobre los demás, acarreando cada vez mayor desgracia a la humanidad. Dios ve también la tiranía con la que el hombre se cree invencible mientras somete a quienes prometió proteger. Ve también la angustia de los oprimidos y escucha el ruego de los desesperados, cuya esperanza está agonizando.

La pregunta que te debes estar haciendo en este momento es: ¿qué hay con esto? Bueno, si me esperas a mañana, vamos a continuar con el tema.


Bendiciones, Gracia y Paz