Estas hermosas palabras son dirigidas por un hombre tras las rejas, a personas en libertad. ¡Qué liberadoras palabras!
Libre de resentimientos, el apóstol Pablo exhorta a los filipenses y de paso a nosotros también, a tener una mente pura, alimentada con buenos pensamientos.
Las circunstancias adversas, pueden crear en nosotros pensamientos inesperados e inapropiados, que alteran la realidad, llevándonos a pensar y actuar mal. Combatir estos pensamientos es tarea nuestra, por ello es útil que de cuando en cuando, reflexionemos acerca de aquellos pensamientos que más ocupan nuestra mente, estos se convertirán luego en palabras y estas en acciones. La mente procesa aquellas cosas de las que más se ocupa nuestro corazón, de manera que, haremos bien en pensar en lo verdadero, en lugar de lo falso, en lo honesto, en lugar de lo deshonesto, en lo que es justo, en lugar de lo injusto, en lo que es puro, en lugar de lo que es profano, en todo lo que es amable, en lugar de lo repulsivo, en aquellas cosas virtuosas y hermosas que no avergüenzan, sino que son encomiables y dignas de elogiar. Llenar la mente de este tipo de pensamientos es además terapéutico, liberador y esperanzador. Ejercitar la mente saturándola de buenos pensamientos es un deber nuestro, y como todo ejercicio, debe cultivarse a fuerza de determinación y disciplina. Sí, la misma disciplina que ponemos para otro tipo de cosas, de las que el bien que producen, es solo temporal.
La invitación es, a procurar la mente de Cristo y ¡no! claro que no es fácil, pero imposible tampoco.
A propósito, ¿qué clase de cosas son las que más acostumbras pensar?
Bendiciones, Gracia y Paz
No hay comentarios:
Publicar un comentario