jueves, 4 de enero de 2024

Reflexiones sobre el Salmo 25




En este hermoso salmo de David podemos observar un poco la estructura de la oración modelo que Jesús nos enseñó.

El salmista comienza alabando a Dios. ‭‭Verso 1. A ti, oh Señor, elevo mi alma. Luego expresa su confianza en El, y a continuación expone sus peticiones entrelazadas con afirmaciones acerca del carácter de Dios.

[3] Ciertamente ninguno de los que esperan en ti será avergonzado; serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

[6] Acuérdate, oh Señor, de tu compasión y de tus misericordias, que son eternas.

Todo ésto lo vemos en los primeros 7 versos. Pero a partir del verso 8, la dinámica cambia. David ya no pide, ahora afirma, pues está seguro de y en Su Señor. Al conocer a Dios como bueno y recto, el salmista está seguro de que responderá a sus peticiones. Versos 8, 9, 12, 14 "Por tanto... Muestra, dirige, enseña, instruye, dará a conocer, sacará..." A quienes? Versos 8-10, 12,14-16, "pecadores, humildes, los que guardan Su pacto, al que le teme, afligidos".

Y termina, a partir del verso 18, con las mismas 2 peticiones que culminan el Padre Nuestro. "Perdona todos mis pecados". Verso 20 "guarda mi alma y líbrame".

Es realmente maravilloso ver en las Escrituras su perfección, si inerrancia y suficiencia, cómo todo encaja, todo cobra sentido, todo se relaciona, todo es verdad, pues es un libro que narra una historia: la historia de redención, cuyo protagonista es uno solo: Jesucristo; su tema principal es la Gracia, y cuyo autor supremo es Dios.


Bendiciones, Gracia y Paz

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