Ezequiel 37:1-10….El Señor puso su mano sobre mí y fui llevado por el Espíritu del Señor hasta un valle que estaba lleno de huesos….(Ezequiel 37:1-10.NTV)
Después de la caída de Adán en el edén (historia, creo que todos conocemos), toda la humanidad, absolutamente toda, quedó en la misma condición: “caída”, es decir, muertos espiritualmente, por lo cual, a partir de ahí, también sumamos nuestros propios pecados, ya que está en nuestra naturaleza… Y Él les dio vida a ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados; aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados), Efesios 2:1;5 NBLA) y la única manera que un muerto espiritual cobre vida, es siendo expuesto a la Palabra de Dios, como lo dice claramente este pasaje del libro del Profeta Ezequiel; un muerto espiritual necesita la predicación del Evangelio, del verdadero Evangelio, no uno diluído que promete bienestar físico y material.
Medita sobre esta hermosa Palabra, esta maravillosa promesa de Dios Nuestro Señor, la que debería ser predicada a voz en cuello desde cada púlpito para traer vida y verdadera esperanza a todo creyente.
Cuánta nobleza y humildad del profeta, obedeciendo a Dios y transmitiendo el mensaje fielmente, tal y como el Señor se lo indicaba “….«Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?» Y yo respondí: «Señor Dios, Tú lo sabes…» Porque por su Gracia somos salvos, y sólo El sabe a quienes eligió, a quiénes predestinó para serlo. Pero aun así, Dios ordena predicar a los “huesos secos” (muertos espirituales)… Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles: “Huesos secos, oigan la palabra del Señor”. Así dice el Señor Dios a estos huesos: “Voy a hacer que en ustedes entre espíritu, y vivirán. Y pondré tendones sobre ustedes, haré crecer carne sobre ustedes, los cubriré de piel y pondré espíritu en ustedes, y vivirán; y sabrán que Yo soy el Señor” ». Profeticé, pues, como me fue mandado; y mientras yo profetizaba hubo un ruido, y luego un estremecimiento, y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Entonces Él me dijo:«Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y dile al espíritu: “Así dice el Señor Dios: ‘Ven de los cuatro vientos, oh espíritu, y sopla sobre estos muertos, y vivirán’ ” ». Y profeticé como Él me había ordenado, y el espíritu entró en ellos, y vivieron y se pusieron en pie, un enorme e inmenso ejército. (Ezequiel 37:4-7;9-10. NBLA).
Será que este pasaje se puede aplicar a cualquier cosa que esté muerta en nuestra vida para que vuelva a vivir? Será que si declaramos y confesamos esta palabra, como si fuésemos profetas modernos funciona? Como por ejemplo: nuestra salud, nuestras finanzas y negocios, nuestro matrimonio o familia? NO rotundo. La aplicación práctica para nuestra vida, si eres un creyente verdadero, es que antes estábamos muertos a causa del pecado y hoy, gracias a la obra redentora de Jesucristo en la cruz, somos salvos y tenemos vida eterna, para la Gloria de Dios Padre y no como resultado de haber repetido una bien gastada “oración” o “confesión de fe” pública, sino por el efecto restaurador y transformador del Espíritu Santo que trae consigo el escuchar la Palabra de Dios… Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. (Romanos 10:17.RV60). Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo. (NBLA)
...que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. porque: «Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo».¿Cómo, pues, invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en Aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Tal como está escrito: «¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio del bien!». Sin embargo, no todos hicieron caso al evangelio, porque Isaías dice: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?». (Romanos 10:9-10;13-16. NBLA).
Invocar (del griego epikaloumai) = Apelar. Su significado es más profundo que el normalmente y liviano “llamar” o “pronunciar”. Cuando apelas a algo o a alguien implica también dependencia y es a eso precisamente a lo que se refiere Romanos 10, a que dependemos completamente de Jesucristo y su obra para ser salvos; que no basta con tan sólo repetir una oración pública sin haber escuchado el verdadero evangelio; que declarar tu fe también implica vivir conforme a Su voluntad y esa sólo se conoce a través de Su bendita Palabra, la que sólo oirás si te predican la verdad, si lees y estudias la Biblia, si eres de sus ovejas y que no hay absolutamente nada más que podamos hacer para “alcanzar”, “lograr”, “obtener” o “ganar” la salvación, pues en Cristo la obra está completa, El ya hizo todo lo que podía hacerse, su sacrificio es suficiente. “Consumado es”.
Gracias Jesús por tu sacrificio único y suficiente, por reconciliarnos con Dios; gracias Señor por tus planes maravillosos para nosotros tus hijos, para devolvernos la vida, como a esos huesos secos. (Jeremías 29:11).
Bendiciones, Gracia y Paz
No hay comentarios:
Publicar un comentario