Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. (Mateo 2:11.RVR1960)
Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. (Lucas 4:17-19.RVR1960; Isaías 61:1-2.RVR1960)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (Juan 3:16-18.RVR1960).
En esta navidad, aunque Nuestro Señor Jesucristo no dejó establecido que celebráramos su nacimiento, agradezcamos a Dios por su vida; por su maravilloso plan de salvación; por el inconmensurable regalo de su gracia y perdón. Lo mínimo y lo único que podemos hacer dentro de nuestra gran miseria humana, es aceptarlo. Porque no hay absolutamente nada más que nosotros podamos hacer; nunca nos alcanzaría; nunca sería suficiente; podemos pasarnos la vida “tratando” de hacer buenas obras, que ni siquiera Dios ha pedido, para supuestamente alcanzar salvación y jamás lo lograremos. Y no lo haremos simplemente porque es un regalo y los regalos no se pagan, sólo se reciben con alegría y agradecimiento, se valoran y se cuidan.
Así que hoy amig@s y herman@s que celebran junto a sus familias; más allá de fiestas, licor, música, comida y regalos materiales, los invito a conmemorar el nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesús, a través de nuestro propio nuevo nacimiento (espiritual). Los invito a celebrar el hermoso y gran privilegio de formar parte de la familia de Dios, a través de Jesucristo.
Acepta Su regalo: salvación y vida eterna y vive en consecuencia.
Feliz nuevo nacimiento. Bendiciones.
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