Mis amados lectores, hace bastante que no escribo por innumerables razones que no expondré en este post, pues hoy quiero compartirles sobre este artículo que me encontré y con el cual me identifico plenamente. Espero lo disfruten y sea de edificación y claridad para cada persona que lo lea y comparta. Bendiciones.
¿Soy católica? Bueno, sí y no.
Si con católico quieres decir ‘universal’ en el sentido de pertenecer a la Iglesia universal de Cristo, entonces sí, lo soy. Soy católica de pura cepa.
Pero si con católico quieres decir ‘católico romano fiel a las enseñanzas del dogma del Vaticano,’ entonces no, no lo soy. ¡Para nada!
En este breve artículo, quiero darles diez de las razones más importantes por las que no soy católica romana.
1.- No soy católica porque no creo en la Mariología.
María era una maravillosa mujer de fe. De esto no tengo ninguna duda. Pero sí tengo problemas con un sinfín de doctrinas mariológicas del Catolicismo que no se encuentran por ningún sitio en las Escrituras, por ejemplo, ‘María es la Madre de la Iglesia’ o ‘María ascendió al cielo’ o ‘María intercede por nosotros’ o ‘María ejerce un influjo salvífico sobre nosotros’ o ‘María puede ser evocada en oración’ o ‘María es nuestra mediadora’ o ‘María fue impecable’. En fin, se tratan de fabricaciones humanas que niegan la centralidad de Cristo en la Biblia.
2.- No soy católica porque no creo en el Papa.
Mi único santo Padre es Dios, no el Papa. La única cabeza de la Iglesia es Jesucristo, no el Papa. El único que ha de guiar al pueblo peregrino de Dios autoritativamente en este mundo es el Espíritu Santo a través de las Escrituras, no el Papa. El único infalible es Dios todopoderoso, bo el Papa. ¡Así de sencillo!
3.- No soy católica porque no creo en la idolatría.
Lo considero una abominación dirigirse a cualquier ídolo, imagen, cuadro, estatua o santo difunto en un espíritu de veneración, adoración u oración. Es una violación del segundo mandamiento y del principio neotestamentario de que a Dios se le adora en espíritu y en verdad. Al Señor mi Dios adoraré y sólo a Él serviré.
4.- No soy católica porque no creo en el Purgatorio.
La Biblia habla del cielo y del infierno. No dice nada sobre el Purgatorio (otro invento del Catolicismo medieval). Además de ser una estrategia de marketing religioso y de ofrecer falsa esperanza a los pecadores, es un insulto a la obra de expiación perfecta efectuada por Jesús en la cruz. La doctrina del Purgatorio escupe en la cara del Hijo de Dios. Por lo tanto, escupo en la cara de la doctrina del Purgatorio.
5.- No soy católica porque no creo en la Transubstanciación.
Otra blasfemia indigna del Evangelio de la gloria de Dios es la doctrina de la Transubstanciación. ¿Qué enseña? Que el pan y el vino de la Santa Cena se convierten (literalmente) en el cuerpo y la sangre de Cristo de modo que Jesús vuelva a sacrificarse por nuestros pecados en cada misa. Tal teología niega la obra impecable de Cristo llevada a cabo una vez para siempre (Hebreos 7:27).
6.- No soy católica porque no creo en la división clero/ laicos.
La jerarquización católica distorsiona la visión del Nuevo Testamento con respecto al sacerdocio de todos los santos. Los clérigos no son más santos ni más ungidos que el resto del pueblo de Dios. Simplemente desempeñan una función diferente dentro del cuerpo de Cristo. No hace falta estar en una plataforma para ser usado por Dios. Todos somos santos porque todos estamos en Cristo. Todos somos ungidos porque el Espíritu está en todos nosotros. Como dijo Lutero: “Un zapatero que hace zapatos para la gloria de Dios es un santo ministro del Evangelio”.
7.- No soy católica porque no creo en los libros apócrifos.
Los libros apócrifos nunca fueron aceptados como autoritativamente inspirados por el pueblo judío ni por la Iglesia primitiva. Fueron añadidos al canon bíblico por el Concilio (católico) de Trento en el siglo XVI. Ahora bien, esto no significa que los escritos apócrifos no puedan edificarnos en la fe. Pero están plagados de incorrecciones históricas y doctrinas extrañas que contradicen las Escrituras (oración por los difuntos, oración a los santos/ ángeles, indulgencias, etc.)
8.- No soy católica porque no creo en los siete sacramentos.
No creo que la administración de los siete sacramentos católicos por los curas romanos conceda ni garantice la gracia de Dios. La gracia del Padre alcanza al ser humano únicamente a través de los ministerios del Hijo y del Espíritu.
Sí, es verdad que celebro el bautismo y la Santa Cena; pero no porque concedan la gracia de Dios sino porque son señales de que la gracia de Dios ya ha sido concedida. Además, se tratan de ordenanzas dadas explícitamente por el Señor Jesús en la Biblia (Mateo 28:19; 1 Corintios 11:23-25).
9.- No soy católica porque no creo en los pecados mortales ni veniales.
El Nuevo Testamento no distingue entre pecados graves y pecados leves. El pecado es pecado (sea ‘grande’ o ‘pequeño’). Todo acto de desobediencia es digno de castigo. Y el único pecado que no puede ser perdonado –según las palabras del Señor- es la blasfemia contra el Espíritu Santo.
10.- No soy católica porque creo en el Evangelio bíblico.
En última instancia, puedo resumir mi oposición al Catolicismo romano en el nombre del Evangelio bíblico, esto es, el Evangelio de la libre gracia de Dios, el Evangelio de la obra perfectísima de Jesucristo, el Evangelio del poder regenerador del Espíritu Santo. Este Evangelio de Dios es innegociable.
Conclusión
Así que si tengo que elegir entre la gloria de Dios y el Catolicismo, escojo la gloria de Dios.
Y ahora te lanzo a ti la misma pregunta: ¿Cuál elegirías tú?.
Fuente: Artículos de Radio Eternidad
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