Los cristianos de hoy nos hemos vuelto conformistas, olvidando que al Padre le ha placido darnos el Reino; que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales; que nos suplirá todo lo que nos falte conforme a Sus riquezas en Gloria en Cristo Jesús; que es nuestro buen Pastor y por ello nada nos falta....
Pero nos sentimos satisfechos y estamos conformes. Nos falta el asombro, el anhelo, que teníamos al inicio de nuestro caminar con Dios.
Ya no tenemos la misma hambre y sed, nos llenamos con lo poco que hemos vivido en el Señor y con lo poco que hemos aprendido, cuando deberíamos estar deseosos del alimento espiritual puro, tal como un bebé desea su leche, expectantes y atentos a la venida de nuestro Rey, así como las vírgenes con sus lámparas encendidas y aceite para recargar.
Estamos en los últimos tiempos, se nos agota, a unos y a otros. No somos sino peregrinos en este desierto, temporal, cuya duración ignoramos por completo, así que vivamos a la luz de la eternidad, como linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, obedeciendo y dándole gloria, ya que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable.
No podemos ni debemos estar satisfechos hasta que el que empezó en nosotros la buena obra, la perfeccione hasta el día de Cristo.
Dios y su Santo Espíritu nos ayuden a mantener encendida esa llama en nuestros corazones y que el aceite nunca falte.
Bendita Gracia, sublime e irresistible. Oh Dios, cuánto la necesitamos.
Bendiciones, Gracia y Paz
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