La singularidad fundamental del cristianismo es que Jesús de Nazaret afirmó ser Dios. Esto es algo absolutamente único entre todas las religiones del mundo. No se da entre los maestros chinos como Confucio o Lao-Tse. Tampoco en Buda que, más bien, era ateo. Ni siquiera el Corán se atreve a decir que Mahoma sea igual a Alá.
En el hinduismo, la figura de Krishna se considera divina. Sin embargo, los estudiosos no están seguros de que haya existido, y si lo hizo, tampoco se sabe en qué siglo. Los textos hindúes del Bhagavad Gita fueron escritos cientos de años después de la supuesta existencia de Krishna y no pretenden ser tratados históricos, sino que están relatados en un lenguaje legendario, en el que intervienen monstruos y otras divinidades.
Jesús es único entre todos los fundadores de religiones. Dijo que el destino eterno de las personas dependía de lo que cada cual hiciera con él. Afirmó que Su muerte en la cruz constituía el pago por el pecado de la humanidad. Y, por medio del milagro de Su resurrección, demostró que toda criatura humana puede resucitar también, si le acepta y confía en Él.
A veces se dice que cada forma religiosa está adaptada a la mentalidad y cultura del país o región donde se practica y que cada persona posee las creencias típicas de su propia religión. Se es budista, hindú, musulmán, cristiano, etc., en función del lugar donde se ha nacido. Sin embargo, esto no se cumple con el cristianismo. Tal como escribió José Grau: «Todas las religiones fracasan cuando son transportadas o exportadas, todas las religiones menos una: el cristianismo. El Evangelio cuaja tan bien en Tokio como en Texas, en Liverpool como en Ghana. ¿Vemos la diferencia? El Evangelio es esencialmente universal, satisface a todos los hombres, a todas las razas, todas las culturas. Esto es un fenómeno único. No todas las religiones pueden decir lo mismo».
El cristianismo es la cosmovisión que encaja mejor con la evidencia disponible. La persona que dice que todas las religiones son iguales, no las conoce en profundidad y, por tanto, se equivoca. El monoteísmo es la concepción que mejor se ajusta a aquello que podemos conocer por medio de la razón y del estudio del cosmos. Y, dentro del monoteísmo, la fe cristiana propone a Jesús como el único camino para llegar a Dios. El cristianismo no es un esfuerzo humano por alcanzar lo divino, sino todo lo contrario, es Dios llegando al hombre en la persona de Jesucristo.
Bendiciones, gracia y paz
Fuente: Editorial Clie (introducción a la apologética)
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