Qué manda Dios en el octavo mandamiento?
El octavo mandamiento demanda procurar y promover legítimamente la prosperidad y bienestar de nosotros mismos y de los demás. Esto implica verdad, fidelidad y justicia en los contratos y en el comercio entre hombres, pagando a cada uno lo que le es debido; la restitución de los bienes que han sido quitados ilícitamente a sus legítimos propietarios; dar y prestar gratuitamente, conforme a nuestras posibilidades y las necesidades de los otros; disponer de aquellas cosas que son necesarias y convenientes para el sostén de nuestra naturaleza y que son apropiadas a nuestra condición; un trabajo lícito, y la diligencia en él; evitar juicios innecesarios, fianzas o compromisos semejantes; y el esfuerzo, por todos los medios lícitos y justos, para procurar, preservar y acrecentar las riquezas y bienestar de otros, tanto como de nosotros.
Cuáles son los pecados prohibidos en el octavo mandamiento?
Los pecados prohibidos en el octavo mandamiento, además de la negligencia en los deberes requeridos, son el robo, salteamiento, secuestro, así como el recibir una cosa robada; comercio fraudulento, pesas y medidas falsas, quitar linderos, injusticia e infidelidad en los contratos entre hombres, o en asuntos de créditos; o presión, extorsión, usura, sobornos, litigios vejatorios, la depredación y destrucción de los linderos; acaparar los bienes para alzar el precio; trabajos ilegales, y todos los demás modos injustos y pecaminosos para tomar o quitar lo que pertenece a nuestro prójimo, o para enriquecernos; la codicia; aprecio y afecto desmedidos hacia los bienes mundanales; envidiar la prosperidad de otros; así mismo la ociosidad, juegos de azar; y todas las maneras por las cuales perjudicamos indebidamente nuestro estado externo, así como privarnos del uso debido y las comodidades del estado en que Dios nos puso.
Has logrado cumplir con este octavo mandamiento todo el tiempo, durante toda tu vida?
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