lunes, 27 de julio de 2015

PROMESAS DE DIOS EN EL SI Y EN EL AMEN

Porque todas las promesas de Dios en él son «Sí». Por eso, por medio de él también nosotros decimos «Amén», para la gloria de Dios. (2 Cor 1:20. RVC).


Leyendo esta porción de la carta del Apóstol Pablo a la Iglesia de Corinto, me hizo preguntarme y preguntarle a Dios, por qué si todas sus promesas se cumplen, vemos hoy día a muchos cristianos decepcionados y tristes precisamente por lo contrario?

Por qué muchos cristianos se frustran, cambian de iglesia e incluso abandonan su fé, porque no ven cumplidas las promesas que según ellos, Dios hizo para sus vidas?

Reflexionando sobre esto, Dios me llevó a revisar con calma algunas de sus promesas (incluso las que he recibido para mi vida). Además, el Espíritu Santo me hizo recordar que existe el SÍ (afirmación) y el SI (condicional) y así pude notar que la mayoría vienen con una condición, la cual debemos cumplir si deseamos ver realizada esa promesa.



He aquí algunos ejemplos:

Pero SI desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás. (Deuteronomio 4:29. NVI).

Sométete a Dios; ponte en paz con él, y volverá a ti la prosperidad. Acepta la enseñanza que mana de su boca; ¡grábate sus palabras en el corazón! SI te vuelves al Todopoderoso y alejas de tu casa la maldad, serás del todo restaurado; (Job 22:21-23. NVI).

SI ustedes perdonan a los otros sus ofensas, también su Padre celestial los perdonará a ustedes. (Mateo 6:14. RVC).

Una vez más les digo, que SI en este mundo dos de ustedes se ponen de acuerdo en lo que piden, mi Padre, que está en los cielos, se lo concederá. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos. (Mateo 18:19-20. RVC).

Y así podría seguir enumerando las múltiples promesas que encontramos en Su Palabra, pero esa no es la idea, sino compartir con ustedes lo que el Señor me ha revelado y que quizá algunos ya sepan, pero otros no; y es que la mayoría de las veces, escuchamos sólo la parte en la que Dios hará algo por nosotros, pero descuidamos la que nos corresponde; o quizá también, es porque el mensaje que escuchamos la omite y eso crea cristianos débiles e inmaduros; e incluso, porque en medio de la emoción, nos dejamos contagiar por el ambiente y tomamos como propia alguna promesa que no es para nosotros.

Herman@s, Dios no está obligado a cumplir sus promesas si nosotros no cumplimos con la parte que nos corresponde; aunque habrá ocasiones en las que El, por su infinita misericordia, bondad y amor hacia nosotros, lo hará, pero esa es Su voluntad y sólo El sabe cómo, cuándo y por qué será de esa manera.


Padre misericordioso, te damos gracias por tu Palabra, por las promesas que nos has regalado y te pedimos perdón por las veces que las hemos dado por sentado, sin cumplir nosotros con nuestra parte, creyendo que es tu obligación. Que se haga tu voluntad en nuestras vidas, en el nombre de Jesús. Amén.

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