miércoles, 11 de noviembre de 2015

LO MAS IMPORTANTE


Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. (Juan 13:34-35.RVR1960).

Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. (Lucas 6:27-28.RVR1960).

Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdadpero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (1 Juan 1:5-7.RVR1960).

Comunión = Unión de dos o más cosas en lo que tienen en común. Comunidad de personas que profesan una misma religión o que comparten una misma ideología política.

Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra. El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos. No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (1 Juan 2:7-11;15-17RVR1960)

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. (1 Corintios 13:1-8;13-RVR1960).

Cuando Jesús estuvo en la tierra, en su forma humana, pudo ver y experimentar la cantidad de rituales, la cantidad de leyes y mandamientos que las personas debían cumplir, lo cual era materialmente imposible y que tristemente mucho de esto prevalece hoy en día. Y El en su infinita sabiduría y misericordia, quien todo lo hacía de manera simple y sencilla, resumió todo eso en un nuevo mandamiento. “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” 

Porque al cumplir únicamente ese nuevo mandamiento, estaríamos dando cumplimiento a todos. 

Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. (Mateo 22:36-40.RVR1960).

Porque si realmente amamos a Dios por sobre todas las cosas, con todo lo que somos, y amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, cómo podríamos entonces deshonrar a nuestros padres? Cómo podríamos entonces dejar de alabar a Dios, honrarlo y respetarlo? Cómo podríamos entonces robar o matar? Cómo podríamos entonces fornicar o cometer adulterio? Cómo podríamos entonces sentir celos, rabia o envidia de otras personas? Cómo podríamos entonces mentir? 

Sería contradictorio, porque “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13:4-7.RVR1960).

Y como dijo el Apóstol Juan "Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. (1 Juan 2:3-6.RVR1960).

Y si nos falta amor, pidámosle a nuestro Padre Celestial, quien da a todos de manera abundante, porque El es Amor y no puede negarse a sí mismo. No podemos dar de lo que no tenemos. Recibamos primero Su Amor, para así poder cumplir con el maravilloso mandamiento que nos dejó Jesús, quien nos ha dado el mayor ejemplo de amor, entregándose a sí mismo, para que nosotros tengamos perdón y vida eterna.

Gracias Padre, por el gran regalo y muestra de amor que nos has dado al entregar a tu único hijo para que nosotros tengamos vida eterna. Perdónanos porque en ocasiones olvidamos el enorme precio que fue pagado por nuestra libertad. Perdónanos, porque en ocasiones vivimos como ignorando todo esto y con nuestra manera de vivir, no honramos ni valoramos tan precioso regalo. No existen palabras que puedan expresar nuestra gratitud; únicamente con nuestro testimonio de vida podemos hacerlo y ni aún así terminaríamos de hacerlo. Gracias Señor. En el nombre de Jesús oramos. Amén, Amén y Amén.

Bendiciones, Gracia, Paz y Amor

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