Ayer hablamos sobre la importancia de alimentarnos de forma correcta, y así como la comida física tiene sus bondades ya que nos aporta las vitaminas, minerales, grasas, proteínas, necesarios para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo, hoy veremos que la Palabra de Dios, el alimento espiritual también proporciona grandes beneficios a nuestro espíritu.
Me gusta la traducción que la versión Nueva Traducción Viviente (NTV) hace de este pasaje pues es tan claro que si lo explicara, correría el riesgo de agregarle o restarle y estaría ofendiendo a Dios.
Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17. Y no cualquier buena obra, sino las que Dios preparó de antemano para que nos ocupáramos en ellas. Efesios 2:10.
Sólo deseo compartir una frase de Agustín de Hipona que providencialmente me llegó hoy, y que complementa a la perfección nuestro pasaje "El Espíritu Santo, por lo tanto, ha planeado generosa y ventajosamente la Sagrada Escritura, de tal manera que en los pasajes más fáciles, El alivia nuestra hambre; en los más complejos, ahuyenta nuestro orgullo".
Considero que nuestros pasajes de ayer y hoy, pertenecen al primer grupo; ruego al Señor que siempre nos de una sana y perfecta combinación de ambas clases de pasajes, para que nuestra hambre nunca se sacie, sino que tan sólo se alivie; que el conocimiento nos mantenga humildes y no nos envanezca; y que nos convierta en hacedores y no tan solo oidores de Su palabra. Gracias Señor por tu bendita Palabra, en el nombre de Jesús, amén.
Bendiciones, Gracia y Paz
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