martes, 6 de octubre de 2015

SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO



Una hermana en Cristo comentaba acerca de lo difícil que puede resultar ser esposa y más aún una esposa conforme al corazón de Dios. Labores cotidianas que antes disfrutaba, ahora parecen pesadas e insoportables cargas, casi imposibles de llevar; ha empezado a sentirse ineficiente y para nada esa ayuda idónea para la cual fue escogida.

Lo curioso fue que al escucharla, me identifiqué con ella, porque ya pasé y sigo pasando por eso mismo en ocasiones, quizá como muchas mujeres que hoy están leyendo esto. 

Es impresionante ver, sentir y comprobar las maneras misteriosas del obrar de Dios. Cómo van encajando las piezas del rompecabezas que para nosotr@s no tiene sentido. Estuve largo rato meditando sobre toda esta extraña situación y me decía “para qué Dios me permitió escuchar ese testimonio de vida” “acaso qué puedo hacer o decir yo, si me siento igual muchas veces” y en ese instante fue cuando el Señor me hizo comprender cuál es el propósito detrás de todo cuanto nos ocurre.

El permite que pasen cosas en mi vida para que de ellas aprenda, crezca y salga fortalecid@, para formar el carácter de Cristo en mi, pero debo dejarme guiar sólo por El, a través de Su Palabra y tener fe. Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando estén pasando por diversas pruebas. Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce paciencia. Pero procuren que la paciencia complete su obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falta nada. (Santiago 1:2-4.RVC).

Luego, Dios hace que me encuentre con personas en la misma situación para que ore por ellas, las apoye, consuele y sea testimonio de lo que El hizo, hace y hará conmigo y en mi vida.  Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están sufriendo, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. (2 Corintios 1:3-4.RVC).

Nadie puede llevar a otro donde no haya estado antes. Por eso Jesús hablaba con tanta propiedad y autoridad, porque El sabía de dónde venía y hacia dónde iba. Por eso también se hizo hombre, para comprendernos mejor. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. (Hebreos 4:15.RVC)

Fue maravillosamente interesante y hasta lógico. Si tu has ido a comer a un restaurante, puedes recomendarlo o no, porque lo conoces; de lo contrario, cómo podrías hablar sobre algo que no sabes?.

La Palabra dice Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo volverá a ser salada? ….»Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder…. (Mateo 5:13-16.RVC).

Entonces, no pierdas tu sabor, no pierdas la oportunidad de “sazonar” la vida de alguien con la Gracia de Dios depositada en ti; defiende con pasión la verdad del evangelio. No te escondas detrás de las excusas y las mentiras. Nunca pierdas la oportunidad de iluminar la vida de alguien que Dios ponga en tu camino.


Bendiciones, Gracia y Paz.


Amado Padre que estás en los cielos, Santificado sea tu nombre. Gracias porque nos has regalado un día más; gracias por tu palabra; gracias por aumentar nuestra fe y fortalecernos en ti; gracias por consolarnos, para que podamos hacer lo mismo con quienes lo necesiten. Ayúdanos a no menguar, a no flaquear cuando tenemos que ser luz porque TU eres luz y estamos llamados a imitarte. Ayúdanos a no dejar de ser sal, esa que preserva y evita que la verdad se corrompa. Ayúdanos a glorificarte en cada cosa que pensemos, digamos o hagamos. Perdónanos nuestras debilidades y nuestro pecado contra ti. No nos dejes desfallecer. Guárdanos de toda forma de mal. Bendito y alabado sea tu nombre para siempre. En el nombre de Jesús oramos. Amén.

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