viernes, 16 de octubre de 2015

SI PERO NO

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que se vea que la excelencia del poder es de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos; siempre llevamos en el cuerpo, y por todas partes, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros. Pues nosotros padecemos todas estas cosas por amor a ustedes, para que al multiplicarse la gracia por medio de muchos, más se multipliquen los que den gracias, para la gloria de Dios.

Por lo tanto, no nos desanimamos. Y aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando de día en día. Porque estos sufrimientos insignificantes y momentáneos producen en nosotros una gloria cada vez más excelsa y eterna. Por eso, no nos fijamos en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. (2 Corintios 4:7-10;15-18.RVC).

Al pasar, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: «Rabí, ¿quién pecó, para que éste haya nacido ciego? ¿Él, o sus padres?» Jesús respondió: «No pecó él, ni tampoco sus padres. Más bien, fue para que las obras de Dios se manifiesten en él. (Juan 9:1-3.RVC).

El iniciar la vida como cristianos es toda una aventura; todo es nuevo, incluidos nosotros mismos; tenemos expectativas de lo que nos traerá el Señor cada día, queremos devorarnos el mundo y sentimos que somos como los superhéroes de las historietas, llenos de energía y superpoderes, gozo y sana ansiedad, curiosidad y anhelo de aprender y conocer todo el inmenso panorama que se abre para nosotros. 

En medio de tanto entusiasmo y dejándonos llevar por lo que se predica en algunas iglesias, empezamos a creer y sentir que somos casi tan poderosos como Dios y que el ser cristianos nos reviste de cierta inmunidad contra todo; que a partir de ese momento nos convertimos en seres perfectos viviendo en un mundo perfecto, quienes no solamente no cometemos errores, sino que no sentimos, no sufrimos, no volvemos a tener problemas, no nos enfermamos, amamos a todos y todos nos aman, etc., etc.

Todo lo anterior, sumado a las creencias también erróneas que sobre los cristianos tienen quienes no lo son y algunos que dicen serlo, las cuales los llevan a hacer comentarios tales como: Si la persona está enferma o le robaron o tiene un hijo rebelde o que está en las drogas o lo despidieron del trabajo… “¿Cómo así? Luego no es cristiano? Quién sabe qué hizo….” “no está siendo buen testimonio”, (tal y como lo hicieron los discípulos de Jesús en el pasaje relatado por Juan), olvidando que Dios nunca prometió que no tendríamos problemas, ni tribulaciones. Por el contrario.. Jesús dijo: «Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo.» (Juan 16:33.RVC).

Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni las llamas arderán en ti. Yo soy el Señor, tu Dios. Yo soy tu salvador, el Santo de Israel. (Isaías 43:2-3.RVC).

El Señor no dice si llegas a tener problemas, me llamas; sino, cuando los tengas, “yo estaré contigo”, porque los vas a tener mientras estés en este mundo, como dijo Jesús. Dios permite que pasemos por ciertas cosas, para poder hacer lo que mejor sabe hacer, amarnos, ayudarnos, consolarnos, enseñarnos. Por eso el Apóstol Pablo nos recuerda en esta segunda carta a los Corintios que Si, pero No. Que SI estamos atribulados en todo, pero NO angustiados; SI en apuros, pero NO desesperados; SI perseguidos, pero NO desamparados; SI derribados, pero NO destruidos…. Y nos anima al decirnos que aunque nuestro cuerpo físico se va desgastando con el tiempo, (como es lógico al ser humanos, simples mortales), nuestro ser interior (espíritu) se va renovando cada día, porque Cristo vive en nosotros y es en esto en lo que debemos enfocarnos, es esto lo que debemos cuidar, lo que no se ve, lo que es eterno.

Padre gracias por estar con nosotros siempre. Gracias por permitir que pasemos por el agua y por el fuego, porque así te glorificas en nosotros; así podemos conocerte mejor. Te pedimos que nos ayudes a creer y comprender que aunque no todo en la vida es color de rosa, Tu estás siempre dándonos tu amor y tu paz. Ayúdanos también a entender tu Palabra, para así poder guardarla en nuestros corazones y aplicarla en nuestras vidas. Te lo pedimos y te damos gracias en el nombre de Jesús, amén amén y amén.



Bendiciones, Gracia y Paz.

No hay comentarios: