viernes, 23 de octubre de 2015

UNA RELACIÓN QUE CAMBIARA TU VIDA

y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» (Juan 8:32.RVC)

»No piensen ustedes que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque de cierto les digo que, mientras existan el cielo y la tierra, no pasará ni una jota ni una tilde de la ley, hasta que todo se haya cumplido. (Mateo 5:17.RVC).

Quizá tu eres una de tantas personas que no se congrega en ninguna iglesia, que no acostumbra leer la Biblia, ni mucho menos ora. O peor aún, te congregas en la Iglesia, lees la Biblia y no has experimentado un verdadero encuentro con Jesús, una verdadera transformación en tu vida.

Bien, cualquiera que sea tu caso particular, quiero decirte que te estás perdiendo de vivir la experiencia más hermosa y maravillosa que transformará tu vida para siempre.

Como dice Jesús a sus discípulos en el pasaje registrado por Juan, conocerán la verdad y esa verdad los hará libres. Cómo así que libres si soy libre? Podrás preguntarte tu, tal como lo cuestionaron en su momento los maestros de la ley. 

Cuando no conocemos a Cristo, ni hemos tenido un encuentro personal con El, estamos como esos presos condenados a muerte, esperando a que se cumpla la sentencia. Nuestro pecado es la acusación que existe contra nosotros y … la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.(Romanos 6:23.RVC). Es decir que en este estado, estamos condenados a la muerte espiritual eterna. Pero, Dios en su infinita misericordia, quiere darnos una oportunidad. »Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:16.RVC).

El sacrificio de Jesús consistió en que El pagó por nuestra condena de muerte y si ya El pagó, nosotros somos libres, por eso dijo que no iba a abolir la ley, sino a cumplirla y vaya que la cumplió.

Ahora, yo te pregunto, eres realmente libre? Ser libre no consiste solamente en tomar tus propias decisiones; en hacer o decir lo que te parezca o ir a donde te plazca; eso no es tener libertad. Se es libre cuando nada te ata, nada te oprime, nada te subyuga y el pecado te hace esclavo, porque cualquier cosa que te domine, sin la cual no puedas vivir, se convierte en tu amo.

Jesús le dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieran, también conocerían a mi Padre; y desde ahora lo conocen, y lo han visto.» (Juan 14:6-7.RVC)

También Jesús dijo que El es el camino al Padre, El es la misma verdad y la vida eterna. Por eso es tan importante conocerle …” Si me conocieran, también conocerían a mi Padre;…”

El haber vivido a nuestra manera (en pecado) trae como consecuencia el no poder reconocer el mundo espiritual y por consiguiente, no reconocemos a Dios en el diario caminar por la vida. No reconocer a Jesús o confundirlo con alguien más, ya que no lo conocemos, porque nos falta comunicación con nuestro salvador personal, porque desconocemos su Palabra. Cada día la angustia, el estrés, la depresión, la tristeza empiezan a ser la condición general y Jesús no quiere que vivamos como los del mundo.

Al conocer a Dios…

…querrás pasar más tiempo con El.

…tendrás la seguridad de que no afrontarás los problemas tú sol@.

…confiarás en El  porque sabes que tiene el control de tu vida

…nunca volverás a dudar que Dios estará contigo todos los días de tu vida hasta el fin del mundo.

Dios permita que puedas conocerlo, acercarte a El y así te de la salvación y la vida eterna. Que sea su Santo Espíritu transformando completa y realmente tu vida, guiándote por Su sabiduría y caminando por el sendero que El te dejó trazado.

Bendiciones.


Amado Dios, gracias por tu gran amor, por el sacrificio de Jesús en la cruz, porque pagó por nuestros pecados y nos dio libertad, para amarte, para seguirte, para servirte. Ayúdanos a elegir tu compañía antes que cualquier otra; ayúdanos a conocerte realmente para que nuestras vidas sean transformadas. En el nombre de Jesús oramos. Amén, Amén y Amen.

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