lunes, 10 de agosto de 2015

CARNE O ESPÍRITU?

Digo, pues: Vivan según el Espíritu, y no satisfagan los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne se opone al Espíritu, y el del Espíritu se opone a la carne; y éstos se oponen entre sí para que ustedes no hagan lo que quisieran hacer. Las obras de la carne se manifiestan en adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. Acerca de ellas les advierto, como ya antes les he dicho, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. (Gálatas 5:16-7;19-23. RVC).

El ser humano, al ser creado a imagen y semejanza de Dios, es tripartita (conformado por 3 partes); así como Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, nosotros somos alma, cuerpo y espíritu. En nuestra alma, residen todos nuestros pensamientos, sentimientos y emociones; nuestro cuerpo (carne) es nuestra parte física y nuestro espíritu es lo que nos conecta con nuestro Creador y Padre.

La mayor parte de nuestra vida la vivimos conforme a nuestra alma y cuerpo (carne), dejándonos llevar por nuestras emociones, sentimientos, pensamientos, deseos y como vimos en los anteriores versículos, la carne se opone al Espíritu, porque desean cosas contrarias y vencerá, al que más alimentemos.

Veamos pues, las nueve características del fruto del Espíritu que debemos alimentar para crecer en nuestra vida espiritual.

AMOR, GOZO, PAZ = Hablan de mi relación con Dios, producto de mi relación con El.

PACIENCIA, BENIGNIDAD, BONDAD = Hablan de mi relación con otros; la manera como debo tratar a las otras personas, cómo debo comportarme con y ante los demás.

FE, MANSEDUMBRE, TEMPLANZA = Hablan de la relación conmigo mism@; de mi carácter y lo que debe predominar en mi ser.

No en vano el orden en el cual fueron dispuestas y escritas; porque si nos relacionamos con Dios, recibiremos de El: amor, gozo y paz, lo que nos permitirá transmitirlo a otros en forma de paciencia, benignidad y bondad, alimentando nuestra fe, y fortaleciendo nuestro carácter en mansedumbre y templanza. “Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma.” (Mateo 11:29. RVC). “Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7.RVC).


Amado Señor y Salvador, te damos gracias por tus bendiciones y misericordias. Gracias por enseñarnos tantas cosas valiosas. Te pedimos que nos ayudes a ponerlas por obra y no ser solo oidores. Que tu Santo Espíritu, quien produce en nosotros el querer como el hacer, despierte nuestro espíritu y nos inquiete a buscarte cada día más y a mantener una estrecha e íntima relación contigo. Te lo pedimos y te damos gracias en el nombre de Jesús. Amén.

Bendiciones abundantes en Cristo Jesús, feliz día y feliz semana.

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