lunes, 31 de agosto de 2015

EL TESTAMENTO DE JESUCRISTO


Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? (Santiago 2:5.RVR1960)

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, y no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador, para que al ser justificados por su gracia viniéramos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. (Tito 3:4-7.RVC).

Antes de morir, Jesucristo hizo su testamento, donde nos deja como sus herederos; el cual fue firmado y sellado con su sangre. Pero, tal y como sucede en la vida cotidiana cuando alguien redacta su testamento, a cada heredero deja algo distinto, aunque la mayor riqueza y mejor herencia es para todos los que en verdad la quieran recibir: La salvación y vida eterna. 

En cuanto al resto del testamento, lo repartió conforme a las capacidades de cada uno. 

»Porque el reino de los cielos es como un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno le dio cinco mil monedas de plata; a otro, dos mil; y a otro, mil, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se marchó. (Mateo 25:14-15.RVC)

Amad@ lector, ya recibiste tu parte del testamento de Jesús? 

Si tu respuesta es negativa, no esperes más para hacerlo; el tiempo es ahora.

Y para ti, quien ya lo recibiste, con cuál de los tres siervos descritos en Mateo 25 te identificas?


Amado Padre Celestial, la verdad es que ni toda nuestra vida nos alcanzará para agradecerte todo lo que has hecho, haces y harás por nosotros. Y Tu, consciente de ello, nos das la vida eterna. Gracias por hacernos coherederos con Cristo y por todos los dones y talentos con los que nos has equipado para cumplir el propósito que tienes para nosotros en esta vida. Te pedimos que nos lo reveles cada día y que nos guíes por el camino que conduce hacia Ti. En el nombre de Jesús te lo pedimos y te damos gracias. Amén y Amén.

Bendiciones Celestiales.

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