Ya sabemos que Dios da a cada uno conforme a sus capacidades (bendición, dones, talentos), pero lo que quizá desconocemos es que esto incluye también las pruebas; es decir, que a nadie le da más de lo que pudiera soportar.
Qué maravillosa revelación de la Palabra en Santiago “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.” (Santiago 1:2.RVR1960).
No sólo por lo que producen en nosotros que es igualmente bueno, sino porque es un honor y privilegio que Dios nos concede. Hace algunos años, durante un tiempo de prueba muy fuerte, un amigo muy querido me dijo: “Dios le da las pruebas más duras a quienes considera más fuertes”. Hoy, después de 23 años, esas palabras cobran un hermoso sentido; es como cuando estamos estudiando y a medida que avanzamos las exigencias, los exámenes y proyectos van siendo cada vez mas complejos. Tal cual ocurre en nuestra vida con Dios, quien, mientras más potencial sepa que hay dentro de nosotros, más nos hará explotarlo. El quiere que crezcamos en todo sentido.
Si estás en medio de una prueba –o cuando lo estés- que parece superior a todo cuanto hayas pasado, alégrate y dale gracias a Dios por tenerte en tan alto concepto. Recuerda que es un privilegio y quizá la única manera de probarte a ti mismo de lo que eres capaz.
Dios bendiga tu vida rica y abundantemente.
Espíritu Santo de Dios, infinitas gracias por revelarnos cada día tu Palabra; por darnos ese alimento espiritual que nos fortalece cada vez más. Te pedimos, ya que tu pones el querer como el hacer, que siembres en nuestros corazones el anhelo constante por ese alimento, tanto o más como anhelamos el alimento para nuestro cuerpo físico y declaro, en el nombre de Jesús que nuestros corazones serán tierra fértil donde la buena semilla, dará fruto a su tiempo y se multiplicará al ciento por uno. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
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