miércoles, 23 de septiembre de 2015

EL QUE TENGA OIDOS…

El libro del Apocalipsis comienza con un mensaje para cada una de las siete iglesias de Asia, y como la Palabra de Dios permanece para siempre, el mensaje bien puede aplicarse a la iglesia de nuestro tiempo.

Cada iglesia cuenta con características especiales y específicas. Jesucristo empieza por reconocerles lo bueno de cada una y también los exhorta a arrepentirse (a los que tienen de que) y a corregir lo que no está bien ante sus ojos. Tiene en cuenta sus buenas obras, pero no les da mayor importancia, ya que de ellas no depende la salvación.

Iglesia de Efeso: Trabajadora, pero perdió su primer amor.

Iglesia de Esmirna: La perseguida, elogiada por soportar pruebas y pobreza; nada para reprochar.

Iglesia de Pérgamo: Fieles en mantener la fe; pero tolerante al pecado.

Iglesia de Tiatira: Amor, fe y servicio; pero corrupta al interior.

Iglesia de Sardis: Buena imagen y algunos pocos mantienen la fe; pero son sólo apariencias, es una iglesia muerta.

Iglesia de Filadelfia: Cristianos fieles al guardar la Palabra, aunque poco fuertes; nada para criticar.

Iglesia de Laodicea: Jesucristo no tiene nada bueno que decir de esta iglesia, por el contrario la llama tibia, por ser indiferente, por estar tan ciega que creen que todo está bien.

Podemos identificar cada una de las distintas descripciones y definiciones y asociarlas bien sea a nosotros mismos o a la iglesia en general.

Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. (Apocalipsis 3:1-6. RVR1960). 

La iglesia de Sardis representa a quienes saben que tienen una imagen pública, la cuidan, pero no son consecuentes; sólo viven de apariencias y dejan que la imagen haga el trabajo. Por eso Jesús habla con palabras fuertes hacia ellos, porque no le agrada su proceder; aunque reconoce que existen algunos entre ellos, que sí viven por El y para El, algunos en los cuales no halló pecado. Los exhorta a recordar quiénes eran sin Cristo y lo que de El han recibido como nuevas criaturas; les insta a guardar la Palabra escuchada y aprendida; les pide que se arrepientan sinceramente, sin lo cual no puede haber crecimiento espiritual y que despierten de su letargo, porque no todo está perdido aún pero se requiere tomar acción y reforzar los aspectos que se han debilitado.

Cada mensaje dirigido a cada iglesia inicia describiendo a un Jesús de manera distinta cada vez, y éste en particular, habla del Espíritu Santo, por lo que no es un exabrupto afirmar que precisamente la manifestación del Espíritu Santo es lo que falta en la iglesia, cuyo pastor debe buscar su llenura para asimismo guiar al rebaño y así resucitar lo que está muerto en ellos.

En Sardis se predica la sana doctrina, a diferencia de otras, Jesús no menciona al enemigo, ni la tribulación, persecución o pobreza que sí menciona en los mensajes dirigidos a las otras iglesias. El único problema de esta iglesia es que aparentemente está viva, porque tiene renombre, es conocida, se enorgullecen mencionando el número de fieles que allí se congregan, la cantidad de líderes trabajando y células funcionando; pero para el Señor está muerta porque sencillamente el fuego de su Santo Espíritu no está allí, no se siente allí y por lo tanto, aparentan algo que en realidad no son.

Hoy en día, ostentar el título de cristiano al parecer está de moda, y como toda moda, tiende a pasar con el tiempo. Amad@s llevar este título es un honor y como tal hay que llevarlo. No se trata de asistir a un culto juiciosamente el domingo; no se trata de ayudar en obras benéficas; no se trata de asistir o dirigir una célula; no se trata de bautizarse o terminar los estudios, aunque todo lo anterior forma parte integral de la vida de un cristiano. Lo que quiero decir es que ser cristiano implica la transformación de una persona hasta reflejar el carácter de Jesús en ella; eso es ser un verdadero cristiano; lo demás, es sólo un título “…tienes nombre de que vives, y estás muerto…

Una iglesia así es una mentira y como toda mentira, hace daño porque como cristianos estamos llamados a ser luz para guiar a otros, pero muchas veces ciertas actitudes hacen que las personas tengan un concepto erróneo de lo que es ser un verdadero cristiano; porque no es un buen testimonio, por actuar según la carne. Jesús dijo : no he hallado tus obras perfectas delante de Dios… y lo peor es la ceguera, porque ni siquiera se dan cuenta del error y de la mentira en la que viven, no se esfuerzan por madurar espiritualmente, no sienten dolor genuino por las almas.

Sin embargo, Jesucristo da la oportunidad de que si se arrepienten, si reconocen su pecado y corrigen el rumbo, obtendrán las bendiciones, el premio… El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles….

Bella promesa, ser vestidos de blancas vestiduras (vestidos apropiados para la boda) y que nuestros nombres no sean borrados (porque ahí están escritos los de aquellos que aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador).

Para Dios son más importantes, más valiosas las acciones que las simples palabras y apariencias. Dios busca adoradores en espíritu y en verdad. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. (Colosenses 3:12 y 14. RVR1960). 

Es hermoso ver cómo el Señor es tan misericordioso al darnos muchas oportunidades, que desafortunadamente pasamos por alto; por eso no tendremos excusa cuando llegue el día; estamos advertidos. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. (Apocalipsis 3:6.RVC).


Amado Señor Jesús, gracias por corregirnos, porque tu disciplinas al que amas y tan grande es tu amor por nosotros, que además de dar tu vida en rescate por muchos, nos adviertes y nos avisas de los peligros a los que nos exponemos al no seguir fielmente tus enseñanzas. Que sea tu Santo Espíritu derramándose sobre la iglesia y que su fuego consuma todo lo que es desagradable ante tus ojos; que su fuego vivifique y despierte ese primer amor, para que con pasión te sirvamos y comprendamos que si tu no eres el centro, de nada vale todo lo que hagamos en nuestras fuerzas; que no sean meras apariencias, sino que realmente de nuestro interior broten ríos de agua viva. En tu nombre oramos, amén, amén y amén.



Bendiciones.

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