»De la higuera deben aprender esta parábola: Cuando sus ramas se ponen tiernas, y le brotan las hojas, ustedes saben que el verano ya está cerca (Mateo 24:32.RVC).
Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús tuvo hambre. Al ver de lejos una higuera con hojas, fue a ver si hallaba en ella algún higo; pero al llegar no encontró en ella más que hojas, pues no era el tiempo de los higos. Entonces Jesús le dijo a la higuera: «¡Que nadie vuelva a comer fruto de ti!» Y sus discípulos lo oyeron. (Marcos 11:12-14.RVC)
Este es uno de esos pasajes en los que vemos a un Jesús firme, incluso duro, implacable y a simple vista no se entiende bien el porqué de su reacción; pues si bien es cierto que tenía hambre, cualquier lector desprevenido podría pensar que se le fue la mano y que no era para tanto; después de todo, qué culpa tenía la pobre planta? más aun tratándose del Maestro, quien había demostrado tanta compasión en situaciones que bien podrían catalogarse como más graves (la mujer sorprendida en adulterio) y que además enseñaba con tanto amor.
Pues bien, la clave para comprender lo sucedido la encontramos en Mateo 24:32 cuando el mismo Jesús enseña que cuando una planta de higos (higuera) tiene hojas, indica que el verano está cerca y es época de cosecha de higos. (Algunas higueras, producen dos cosechas al año: las brevas en junio y los higos entre finales de agosto y principios de septiembre. (Fuente: Wikipedia)
Pero… y si Jesús conocía este detalle, por qué entonces fue a buscar higos donde sabía que no los hallaría, aunque la planta tuviera hojas? Porque quería enseñarnos algo además del poder de la fe y la palabra y es que con meras apariencias, no alcanzaremos salvación. Eso representaba esa higuera cargada de hojas sin higos; aparentemente tenía fruto porque se veían sus hojas, pero al mirar con detenimiento, eran solo eso, hojas y nada más. Lo mismo sucede con aquellos que llevan una vida “aparentemente” cristiana, pero que al mirar de cerca, su vida dista mucho de serlo.
Ustedes los conocerán por sus frutos, pues no se recogen uvas de los espinos, ni higos de los abrojos. (Mateo 7:16.RVC).
Cuando él vio que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: «¡Generación de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira venidera? Produzcan frutos dignos de arrepentimiento.. (Mateo 3:7-8.RVR1960).
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. (Juan 15:1-2. RVC).
El fruto es producto de La Vid verdadera (Jesús). Nadie puede transformar su vida, si no ha temido un verdadero encuentro con El. Una vida religiosa es tratar de vivir una vida santa sin conexión con Jesús, sin vivir nutriéndose diariamente de su Palabra; una vida así está llena de rituales, no de una relación con Dios.
Pero la semilla sembrada en buena tierra es el que oye la palabra y la entiende, y da fruto, y produce cien, sesenta, y treinta semillas por cada semilla sembrada.» (Mateo 13:23.RVC).
Amad@s, Dios espera que demos fruto, porque para eso fuimos creados. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; (Génesis 1:27-28.RVR1960). Y se refiere a todo lo que El quiere que se produzca en nuestras vidas, en nuestro carácter y en reproducir la vida de Cristo en otros.
Gracias Padre por mostrarnos cada día tu diseño y plan perfecto para nuestras vidas. Gracias por decirnos lo que esperas de nosotros y esperar pacientemente a que haciendo uso del libre albedrío que nos regalaste, escojamos la senda del bien, el camino angosto que nos lleva a Ti. Perdónanos cuando hemos querido relacionarnos contigo de la manera que no te agrada, a la nuestra. Ayúdanos y fortalécenos para que al final, tengamos fruto real para mostrar y no sean sólo apariencias. En el nombre de Jesús oramos. Amén, Amén y Amén.
Bendiciones, Gracia y Paz.
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