miércoles, 2 de septiembre de 2015

NACER DE NUEVO

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. (Juan 3:3-7.RVR1960).

Los que por su Gracia, hemos tomado la decisión de seguir a Jesús, asumimos también el reto de “nacer de nuevo”, porque somos bautizados en agua y recibimos el Espíritu Santo de Dios, cumpliendo así con lo que Jesús dijo a sus discípulos en el versículo mencionado arriba. 

Esa es tan solo una pequeña parte de la historia, con la que tristemente muchos nos conformamos, creyendo erróneamente que estamos bien y haciendo lo que a Dios le agrada, pero no es así. Hace falta algo muy importante, quizá tan o más importante que nacer de nuevo; algo sin lo cual, no se produciría efectivamente esto último y es morir.

Tiene sentido, no? Para nacer de nuevo, primero debemos morir y claro, podemos decirnos a nosotros mismos y a los demás, que morimos a nuestra vieja naturaleza, que ya no pecamos como antes, que dejamos muchas cosas, etc., etc.

Pero…. y qué de lo que aún conservamos? El morir no sólo implica el pecado, implica morir a nosotros mismos también, a nuestro yo, a nuestro ego (que finalmente sigue siendo pecado), y eso es mucho más fácil decirlo que hacerlo.

Por algo…. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. (Mateo 16:24-25.RVR1960).

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. (Filipenses 1:21.RVR1960), dijo el Apóstol Pablo.

De eso nos hablan estos versículos; de morir para vivir, de morir para nacer nuevamente y hacer lo mismo que hizo Jesús, quien murió físicamente por nuestra salvación. Para nosotros no implica una muerte física, salvo algunos casos donde aún no existe la libertad de culto. Para nosotros morir significa anteponer los deseos y necesidades del otro antes que los propios, dejar de lado el orgullo, la ira, el egoísmo, la mentira, la envidia, el egocentrismo, la soberbia, la vanidad, el resentimiento y falta de perdón, la contienda, los celos, la idolatría…. 

Que si es difícil? Por supuesto que lo es. 

Que si vale la pena? Totalmente; pues al ir muriendo, poco a poco el carácter de Cristo se irá fortaleciendo en nosotros y viviremos llenos de paz, amor, gozo, bendiciendo las vidas de todos a nuestro alrededor, empezando por la nuestra.

Pidámosle hoy a nuestro Padre, que bajo la lupa de su Santo Espíritu, nos examine y nos vaya puliendo, moldeando, podando para cambiar, para morir y poder gozar verdaderamente de ese nuevo nacimiento.

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno. (Salmos 139:23-24.RVR1960). En el nombre de Jesús te lo pedimos y te damos gracias. Amén y Amén.


Bendiciones, Gracia y Paz.

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